Empezaremos este post dando algunas claves que nos puedan ayudar a saber un poco más sobre qué son los cólicos e identificar si vuestro bebé puede estar sufriéndolos.
El cólico se define como un cuadro de llantos prolongados que se repiten casi a diario. Para que entre dentro de la definición de cólico, la bibliografía coincide que el bebé debe llorar de manera desconsolada mínimo 3h al día, 3 días a la semana, durante 3 semanas (regla de los 3, 3). Esta definición se nos puede quedar corta, poco habla de síntomas ni etiología, tratándose de una mera etiqueta que va más allá y con diferentes opciones tanto de diagnóstico como de tratamiento.
Normalmente suele coincidir en la misma franja horaria, a menudo al atardecer (aunque esto no siempre tiene que suceder así). Es importante destacar, que aunque el llanto es intenso, puede no haber signos evidentes de dolor. Sin embargo, sí puede acompañarse de movimientos bruscos.
Los cólicos pueden aparecer desde la segunda semana de vida y persistir hasta los 4 o 5 meses incluso, si no se realiza el tratamiento adecuado.
Si algo nos tiene que quedar claro después de leer este artículo es que en realidad, aunque los síntomas de los cólicos puedan parecer bastante evidentes, en realidad no se trata más que de un cajón desastre donde su origen puede ser muy variado.
Dentro de las distintas causas que pueden provocar los cólicos del lactante encontramos:
- Una mala pauta de alimentación.Hablando de la lactancia materna, si no succiona el tiempo suficiente del mismo pecho. Es necesaria la ingesta de un volumen importante de leche para que el aporte calórico sea óptimo. La primera parte de la leche que sale hidrata y la segunda parte alimenta.
- Gases por un mal agarre al pecho en caso de lactancia materna o por una mala disposición del biberón.
- Estreñimiento.Aunque no es reseñable si mi bebé tarda días en hacer deposiciones si las heces mantienen consistencia y color. Sí debemos darle importancia si encontramos el abdomen endurecido y al pequeño molesto.
- Disquecia del lactante, implica la dificultad para coordinar los dos esfínteres a la hora de defecar. El bebé puede no saber y generarle molestias abdominales.
- Frenillo corto que puede limitar la succión. Son niños que comen con mucha ansiedad y se quedan con hambre.
- Reflujo gastroesofágico: debemos diferenciarlo de una regurgitación. En caso del reflujo se caracteriza por tener un carácter ácido y puede darse incluso horas después de haber comido. Habitualmente puede coincidir con un mal progreso de peso, hipo y rechazo a la alimentación por aumentar la irritación del esófago.
- Niño de alta demanda: bebés que necesitan mucho apego porque tienen un sistema de alerta muy desarrollado. En este caso si el abdomen es normal, se alimentan correctamente y no hay estreñimiento, únicamente necesitan “más brazos”.
- Intolerancia a la lactosa o proteína de la leche de vaca, que puede ser incluso transitoria por la inmadurez del sistema digestivo, pero puede interferir en las digestiones del pequeño.
- Tensiones a nivel de la columna que puedan generar por un reflejo somatovisceral algún trastorno digestivo.
Estas son solo algunas causas que pueden provocar los cólicos, que como podéis comprobar no necesariamente tiene que tener un origen digestivo aunque a nivel sintomático puede ser lo primero en lo que podamos pensar.
Desde casa también podemos ayudar a suavizar los síntomas de nuestro bebé. Beneficios que también percibirá el fisioterapeuta en consulta. Es importante que distingamos dos fases en las que podemos actuar:
FASE DE CRISIS: cuando el bebé está en pleno apogeo del llanto y parece que nada puede calmarlo:
- El pecho es un vehiculo favorecedor del vínculo y el apego seguro con los pequeños. Pero en momento de «crisis de cólicos«, vamos a intentar regular a nuestro bebe con los métodos que detallamos a continuación, evitando que al tomar el pecho debido a la ansiedad del momento favorezcamos una ingesta mayor de gases
- En la pelota de pilates podemos encontrar una gran aliada en estos momentos de desesperación. Sujetando al pequeñ@ en cualquiera de las posiciones anteriores o simplemente sobre las rodillas del adulto, acompañándolo de un rebote con energía. En su defecto, si no disponemos de pelota de pilates, podremos utilizar la hamaca o la Maxi-Coxi pero no nos puede faltar el movimiento enérgico.
Con esto lo que realizamos es una estimulación vestibular que recrea el movimiento de dentro de la tripa de mamá.
- Las posiciones de flexión bien bocarriba o bocabajo facilitará la relajación. Si está bocarriba, flexionaremos sus rodillas llevándolas al pecho, quedando el culo por debajo de éstas.
Si a este movimiento rítmico le sumamos un ruido blanco, los beneficios serán todavía mayores. Estos ruidos se asemejan a los que el bebé escuchaba cuando estaba en el interior de la tripa y le relajarán. Entendemos por ruido blanco el que produce la campana extractora, secador,… también existen múltiples aplicaciones gratuitas que los reproducen.
En cualquiera de los casos, es fundamental para llevar a cabo todas estas indicaciones estar tranquilo, para poder transmitirle calma al bebé.
FASE INTERCRISIS
- Realizar un masaje digestivo de la zona abdominal que nos lo mantenga distendido, nos ayude a mejorar la defecación y la expulsión de gases. Lo recomendable sería hacerlo siempre en el mismo momento del día, creando así una rutina para nuestro pequeñx. Como norma, es básico que nuestrx bebé esté receptivx y respetar si observas que no quiere en ese instante.
Las maniobras que llevaremos a cabo serían con nuestras manos sobre el abdomen del pequeñx (importante que no estén frías) serían:
- Vaciado del abdomen desde la zona baja de las costillas hasta la zona pélvica, moviendo las manos como si “sacásemos arena de un arenero”, con la mano cóncava y una presión media.
- Dibujar mensaje “I loveyou” invertido en el abdomen del bebé.
- Movimientos laterales del paquete abdominal con el pulgar y tercer dedo.
- Aprovecharemos también esta fase para realizar los ejercicios de frenillo que hayan sido pautados por el fisioterapeuta si esta fuese la causa.
- El porteo también puede ser nuestro aliado, con mochila o con pañuelo. Además de mantener una postura de flexión, se produce un intercambio de calor y un piel-piel que mejorarán la clínica. El porteo en casa nos puede aportar muchos beneficios.
- No podemos olvidarnos de la medicina que haya podido pautar el pediatra.
Aunque son pautas que nos pueden venir muy bien, lo interesante sería que un profesional experto en pediatría realice un diagnóstico para conocer la causa y así llevar a cabo un tratamiento adaptado.
La Fisioterapia nos aporta diferentes recursos y técnicas más concretas para tratar la causa y que desaparezcan los síntomas. Desde Fisioterapia KAIZEN trataremos siempre respetando al bebé y buscando un diagnóstico adaptado a cada situación, para así acortar tiempos y que el/la pequeñ@ se recupere lo antes posible.
Beatriz Tamaral Costa. Fisioterapeuta